Nueve de cada diez directivos ven en la Inteligencia Artificial una oportunidad de negocio
Hay una premisa que leo y escucho con frecuencia desde hace meses: la pandemia aceleró el uso de la Inteligencia Artificial (IA). Y sí, es verdad, pero, sinceramente, no es una novedad, sino la realidad que anticipamos desde hace décadas: El avance de la IA no tiene retorno.
Lejos de las historias de ciencia ficción, en este 2021 la utilidad de la Inteligencia Artificial es evidente para un importante sector de la población. La optimización de las plataformas digitales en materia de telecomunicaciones y el análisis de datos con proyecciones matemáticas sobre el curso de la propia pandemia son solo ejemplos. No me extraña que muchas empresas enciendan sus sensores a fin de implementarla en sus modelos de negocio.
La Inteligencia Artificial es la base de los futuros proyectos tecnológicos, lo cual genera varios retos. Sin embargo, ante este panorama, creo oportuno anticiparme al optimismo. Sí, la Inteligencia Artificial es parte del presente y el futuro de la tecnología, pero no lo es todo. Basta recordar el estudio del MIT Sloan Management Review y Boston Consulting Group que reveló que nueve de cada diez directivos veían en la IA una oportunidad de negocio, pero siete de cada diez mostraron su decepción cuando sus proyectos no reflejaron los resultados que esperaban tras la inversión.
Recientemente se abría el análisis generalizado sobre las razones de por qué este tipo de proyectos fracasan y si no se estarían tomando decisiones anticipadas.
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Ante ello, y tras observar los números pienso que, de entrada, parte del problema radica en que, a pesar de su difusión, todavía hay una gran cantidad de personas que ignoran los alcances y límites de la Inteligencia Artificial; por esto caen en el error de no detenerse en algún momento (pueden ser días, meses o años, el tiempo que sea necesario) para pensar qué se quiere lograr con la tecnología, cómo agrega valor al negocio central.
Muchos responsables de empresas y áreas gubernamentales se han embarcado, y se embarcan, en un proyecto de largo aliento, cuyo riesgo no está acorde con la inversión, lo que se traduce sólo en decepción.
Los alcances que la tecnología genera a veces son tan espectaculares que es casi imposible que empresas o gobiernos no se formen altas expectativas sobre lo que significaría dentro de sus organizaciones. Si bien es cierto que tiene que ser importante, la Inteligencia Artificial no es una varita mágica.
Como en cualquier nuevo proyecto, su uso y desarrollo debe ir de la mano de un plan de trabajo, objetivos bien definidos y una estrategia para cumplirlos; cronograma, personas responsables del seguimiento, etcétera. Hay que realizar un diagnóstico que identifique un problema a resolver, un proceso simple, pero que con la Inteligencia Artificial tenga éxito, puesto que un buen resultado motiva a seguir creciendo con proyectos más ambiciosos.
Javier Murillo es socio fundador y presidente del Consejo de Metrics.
Inteligencia Artificial, ¿en la ruta correcta?, es un artículo publicado en Expansión, el 28 de diciembre de 2020.